Los juzgados de la CDMX no han podido organizar la manera práctica, la forma de acceder a sus instalaciones por parte de litigantes, empleados y enjuiciados; lo que los lleva a perder tiempo de manera verdaderamente intolerable, ante un edificio que no cuenta con las condiciones adecuadas para fungir como sede judicial y cuya situación se agrava con las mediadas precautorias de salubridad, debido a los contagios de coronavirus. Mientras tanto los honorarios de los abogados se han ido hasta las nubes, ya que los profesionales de la ley, tienen que pasar horas y turnos enteros para tener acceso a un expediente, que al tenerlo a la vista después de largas filas, resulta que no presenta avance en su procedimiento. El seguimiento virtual para un juicio también resulta tortuguesco y el obtener citas mediante está vía es un asunto verdaderamente asfixiante. Por lo que la actividad judicial en la Ciudad está de regreso pero como sí no lo estuviera.